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Abstract

La ejecución de la Comisión Europea ha sido objeto de un intenso debate académico. Muchos consideran que el ejecutivo de la UE ha evitado de forma deliberada su tarea de sancionar el incumplimiento de los Estados miembros, especialmente en lo que respecta a los valores fundamentales de la Unión. No obstante, la activación del denominado mecanismo de condicionalidad del Estado de Derecho, establecido en el Reglamento 2020/2092 contra el reglamento húngaro, sugiere que la Comisión se ha convertido en un actor mucho más firme. Este trabajo de investigación nace motivado por el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania y analiza su influencia en los resultados observados a través del proceso de búsqueda. Se ha llegado a la conclusión de que esta nueva firmeza se debe a que la guerra supuso para la Comisión una oportunidad para poder avanzar en sus intereses de política exterior. A medida que la Comisión de von der Leyen priorizaba convertir a la UE en un actor “geopolítico”, necesitaba imponer rápidamente sanciones contundentes contra la Federación Rusa para mantener su relevancia internacional. Sin embargo, el veto húngaro obstaculizó todas sus expectativas. Por lo tanto, la Comisión utilizó el Reglamento 2020/2092 para ejercer presión sobre Budapest y lograr su alineación con los objetivos políticos preferentes. Como conclusión, esta investigación revela que la aplicación de los valores fundamentales ocupa un lugar secundario en las prioridades de la Comisión.