Abstract
En el año 1962 Charles W. Moore construye en Orinda, a las afueras de la ciudad de Oakland, California, una pequeña casa para sí mismo. Esta, reducida en esquema a dos elementos centrales en forma de edículo y a una fina envolvente de paneles móviles, resume de manera concisa las ideas sobre el espacio doméstico de un Moore que, de entre sus muchas influencias formales y estilísticas, siempre navegó entre la observación de un lenguaje clásico europeo y la búsqueda de un lenguaje originalmente americano. En este sentido, la casa puede ser entendida como un collage en la que tienen cabida objetos extraños, ajenos y preconcebidos –los edículos– a la vez que como una obra radicalmente enraizada en la cultura doméstica norteamericana. Esta interrelación entre la cultura clásica y la tradición norteamericana, inva- riable a lo largo de su obra, convierte posiblemente a Moore en el arquitecto más genuinamente americano de su generación.