Abstract
Marañón tiene en alta estima la profesión médica, razón por la cual espera del médico una vocación a la altura de una labor abnegada que, a su juicio, no debe perseguir como meta final el lucro económico ni el prestigio social. Atendiendo a lo que en sus obras nos dice del enfermo y lo que los testigos relatan sobre el trato que dispensaba a los pacientes podemos concluir que Marañón cultivó sobremanera unas actitudes que generaban en sus pacientes esa confianza necesaria para una mayor eficacia del tratamiento53. La sugestión bien entendida será clave en el proceso terapéutico. Así lo expresa el propio Marañón: “Si entre la receta, la más simple, la de un jarabe para la tos, y la mente que lo prescribe no hay un pequeño mundo de información de lo que es el hombre y el hombre que receta, el jarabe calmará la tos menos eficazmente que si ese mundo existiese”