Abstract
La desinformación ha sido una herramienta de política exterior arraigada en el gobierno ruso desde los tiempos zaristas hasta el actual régimen de Vladímir Putin. En este contexto, los medios de comunicación RT y Sputnik han surgido como actores clave y han aprovechado los avances tecnológicos para difundir una narrativa alineada con los intereses del Kremlin. Estos dos medios han intensificado su presencia en español a través de las redes sociales para aumentar la influencia del Kremlin en América Latina e introducir la perspectiva rusa en el mundo hispanohablante. En este sentido, RT y Sputnik utilizan estrategias de soft y sharp power con el mero propósito de socavar la imagen de los países rivales de Moscú y posicionar así a Rusia como una fuerte aliada de la región latinoamericana, aprovechando, especialmente, situaciones de debilidad en Occidente como la pandemia de COVID- 19 o la guerra de Ucrania. La falta de regulación contra la desinformación y la simpatía de ciertos regímenes latinoamericanos hacia Putin han permitido que el Kremlin identifique a la población latinoamericana como un nuevo objetivo para llevar a cabo sus labores de desinformación. Esto presenta desafíos significativos a la hora de restringir y supervisar estas prácticas, lo cual resulta a su vez preocupante dado su gran potencial para distorsionar la opinión pública.