Abstract
No se necesitan muchas razones para justificar nuestro interés sobre uno de los temas más complejos y apasionantes de la historia contemporánea de España. A comienzos del siglo xxi en la actual sociedad de inmigrantes puede resultar lejana para muchos la imagen del emigrante español. Precisamente por ello, es la hora del balance. El historiador, armado de las herramientas propias de las ciencias sociales, aparece en una posición privilegiada para el análisis de un fenómeno ciertamente ya histórico para la sociedad española. El objetivo de este texto es plantear posibles vías para profundizar en nuestro conocimiento de la historia de la emigración desde una premisa inicial que conforma todo el enfoque: la necesidad de superar la fragmentación por periodos y continentes en nuestro análisis de la corriente emigratoria española. El artículo presenta, de manera sucinta, algunos de los problemas que se deberían replantear en nuestro análisis histórico una vez que contemplemos de forma global la historia de la emigración española. Se incide también en el efecto negativo que se deriva de la falta de diálogo entre las distintas disciplinas que se han ocupado de las migraciones.