Abstract
El texto reflexiona sobre cómo los objetos cotidianos pueden transformarse en arquitectura, destacando el proceso de tomar algo común y convertirlo en una forma arquitectónica. Los estudiantes de arquitectura son los protagonistas de esta idea, al igual que la influencia de artistas como Duchamp, que rompió las convenciones del arte al convertir objetos cotidianos en obras artísticas. El ejercicio pedagógico propuesto busca eliminar prejuicios y anima a los estudiantes a trabajar sin miedo, produciendo formas que luego pueden ser perfeccionadas. La arquitectura, en este enfoque, no solo se trata de crear nuevas formas, sino de aprovechar y transformar las existentes. Los objetos sacados de su contexto habitual son vistos como formas esperando significado, y el arquitecto tiene el poder de apropiarse de ellos, seleccionarlos y darles un nuevo sentido. Este ejercicio es presentado como una forma de sabiduría y pureza creativa