Abstract
Los datos epidemiológicos sugieren que el consumo de productos de soja está correlacionado con la mejora de los problemas asociados con la menopausia y la incidencia de enfermedades crónicas, como la osteoporosis y ciertos tipos de cáncer. Aunque la evidencia actual no es concluyente, sugiere que la soja podría constituir una opción alternativa a la terapia de sustitución hormonal (TSH) para aliviar la sintomatología menopáusica, considerando la posibilidad de emplearla únicamente en períodos de corta duración en mujeres sin antecedentes de cáncer. Son necesarios estudios bien diseñados para establecer, entre otros aspectos, la dosis óptima de consumo para conseguir los efectos beneficioso. La soja no es la única fuente de fitoestrógenos y su efecto podría deberse a la calidad de la dieta. Una dieta completa, variada y equilibrada es un pilar fundamental como prevención de la salud.