Abstract
¿Puede escribirse un libro que contenga todas las escaleras del mundo? Dado que, como aquí se afirma, el número de escaleras es infinito, tal tarea parece imposible. Y sin embargo, sí puede intentarse rastrear los territorios, las ideas y las problemáticas que tienen en común. Reunir en un tomo los rasgos comunes a “todas las escaleras del mundo” tal vez sea un trabajo difícil, pero indudablemente resultará provechoso. Este escrito huye de la tentación de establecer taxonomías, o tranquilizadoras clasificaciones de las escaleras. Porque, al igual que los líquenes, se trata de una de esas especies que pertenecen a varios mundos y ocupan simultáneamente varias dimensiones: son primitivas y sin embargo es imposible describir algunos de los mejores espacios de la contemporaneidad sin poner en valor su presencia. Son básicas y sin embargo en torno a ellas se dan situaciones complejas y casi invisibles en el día a día. Las escaleras son un componente primordial de la arquitectura y el primer y más sencillo sistema para el desvelamiento de sus modos de conexión debido a que enlazan con extrema facilidad personas y situaciones a diferente nivel. Son un perfecto arquetipo arquitectónico, simbolizan el objetivo de la composición y gracias a ellas es posible la misma idea de secuencia de espacios. Como hacen los puentes al cruzar valles y ríos, las escaleras crean lugares en sus dos extremos siendo en sí mismas uno particular. Sin estudiar este arquitectónico ser unicelular, resulta imposible comprender, siquiera hoy, lo que significa lo vertical en términos psicológicos, ni puede que tampoco, en otro extremo, entender cualquier idea de progreso social en términos de ascenso o descenso. De su combinatoria, de su producción y de su cultivo depende, en buena medida, como seres testigo que son, el avance y los descubrimientos futuros de la propia arquitectura.