doxa.comunicación | 30, pp. 211-227 | 213

enero-junio de 2020

Leticia Rodríguez Fernández y Antonio Castillo Esparcia

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

rativa”, decantándose por otros términos como “protocolo” u “organización de eventos”. Los eventos, además, figuraban en el título de la tercera parte de los estudios analizados.

Herrero (2013) realiza en su Trabajo Fin de Máster un análisis más amplio que recoge los grados, postgrado y títulos de experto universitario en protocolo. De las 81 universidades examinadas, 47 contaban con estudios en comunicación y 24 ofrecían en dichos estudios asignaturas de organización de eventos, protocolo y/o relaciones institucionales. Señala la autora que entre 2005 y 2013 el protocolo, unidos a la organización de eventos y a las relaciones institucionales, alcanza mayor notoriedad dentro de las universidades que pasan de ofertar 8 posgrados a 13. (Herrero; 2013: 25).

A nivel internacional, Herrero y Perelló (2016) comparan los planes de estudios de 31 grados del área del protocolo y la or-ganización de eventos en 9 países de la Unión Europea (Alemania, Austria, Dinamarca, España, Francia, Irlanda, Islandia, Portugal y Reino Unido). Entre las conclusiones más interesantes destaca que las asignaturas “Técnicas de Organización de Eventos”, “Planificación de Eventos” e “Industria de Eventos” figuran en casi todos los planes de estudios. No obstante, los autores indican que las “materias más específicas de algún ámbito de la organización de eventos se ven reflejadas en menor medida” (p.452). Esto sugiere que se elude de alguna manera la especialización, inclinándonos hacia asignaturas más genéricas y amplias en contenido. Asimismo, los idiomas y las nuevas tecnologías no se ofertan en la mayoría de titulaciones.

Portugal, Becerra y Victoria (2016) realizan un análisis similar en las titulaciones implantadas en España. Se observa que parte de sus planes de estudio son impartidos en grados de las mismas universidades por lo que podría extraerse que hay cierta necesidad de aprovechar al profesorado en su desarrollo. Los autores además ahondaron en la bibliografía de las asignaturas, profundizando sobre las guías docentes, para concluir que los contenidos se asentaban sobre publicaciones modernas, dejando de lado a los padres del protocolo.

Saavedra y Perlado (2007) analizan, desde el enfoque de la dirección de comunicación, los estudios de comunicación en España, incluyendo grados, posgrados y títulos propios. El protocolo y el ceremonial figuran en gran parte de los estudios como competencia específica y otorgan la segunda posición de peso en contenido a la “esfera de marca corporativa” en la que se incluye la dirección, estructura y desarrollo de eventos, protocolo, ceremonial y simbología.

1.2. Perspectiva de los profesionales de protocolo

De manera usual, la organización de eventos y el protocolo han sido asumidos por profesionales procedentes de estudios de información que complementaban esta formación con postgrados o expertos en protocolo. Según el “Informe Anual de la Profesión Periodística 2017”, entre las principales actividades de los autónomos en comunicación, la organización de eventos representa el 23.9%. También en el “Estado de la comunicación en España” (2018) encontramos actividades relacionadas directa o indirectamente con el protocolo como los eventos, que supone el 2.3% de las tareas de los pro-fesionales de la comunicación, las relaciones con el gobierno, asuntos públicos y lobbying (18,6%) o la comunicación internacional (7,5%).

Según el informe “El Sector Eventos en España” elaborado por Event Managers Association-EMA- (2018), el perfil actual del event manager en España es mayoritariamente femenino (76%), senior (entre 40 y 49 años) y con un elevado nivel de