Así, refiriéndonos en primer lugar a las universidades públicas, encontramos un total de 24 asignaturas sobre RSC impar-tidas en los grados analizados, destacando en ellas el elevado número de materias con carácter optativo. El 69%, de las asignaturas sobre RSC son optativas. El 17% tienen carácter obligatorio. Y el 4% son asignaturas de formación básica.

Estos datos resultan comprensibles debido al reciente desarrollo de este tipo de formación en las universidades españolas y a la posibilidad de cada universidad de definir el plan de estudios y el carácter de cada asignatura, adaptándolo a las ne-cesidades del grado en que se imparten.

Con estos resultados nos planteamos la duda de si los contenidos en materia de RSC, debido precisamente a su demanda por parte de la sociedad en el mundo empresarial, económico, político, y la importancia que en los últimos años está co-brando, debería tener mayoritariamente un carácter obligatorio o de formación básica, en lugar de ofrecerse como materia optativa en cualquiera de los grados analizados. Pues, planteándose como asignatura obligatoria, se garantizaría que todos los egresados hubieran adquirido formación específica en materia de responsabilidad social corporativa.

Cuadro 3. Número de asignaturas de RSC impartidas en grados de las universidades públicas españolas. Segmentación según el tipo de materia.

Fuente: elaboración propia

En el ámbito de las universidades privadas, observamos, sin embargo, algunas diferencias significativas, obteniendo resul-tados opuestos a los de las universidades públicas. En las universidades privadas, el 67% del total de las asignaturas de RSC de los grados analizados corresponde a materias obligatorias, seguido de un 27% de asignaturas adscritas a la formación básica y, en última instancia, tan solo el 6% de estas materias posee carácter de optatividad.

Así, podemos observar claramente que la tendencia en cuanto a la naturaleza de las materias, en el caso de los grados per-tenecientes a organizaciones universitarias privadas, correlaciona de manera inversa con las de las universidades públicas, primando sobre todo la obligatoriedad de la formación en RSC.