doxa.comunicación | 31, pp. 315-340 | 317

julio-diciembre de 2020

Ana Mancera Rueda y Paz Villar-Hernández

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

electoral apenas fue significativo hasta el año 2019. Como señala Ferreira (2019: 74), en España este espacio político de la ultraderecha estaba muy dividido y “ha presentado habitualmente un claro sesgo antidemocrático”.

En 2019, la irrupción de Vox en las instituciones representativas parlamentarias cambió dicha tendencia. Pero Vox ya había hecho acto de presencia en la política nacional varios años antes, puesto su fundación data de 2013 y fue llevada a cabo por varios miembros del Partido Popular críticos con la gestión de Mariano Rajoy en materia económica y en re-lación con los nacionalismos periféricos, así como con los presuntos casos de corrupción en el seno de dicha formación política. Entre sus fundadores se encontraba Santiago Abascal, elegido presidente del partido en 2014. Vox es considerado como un representante más de la derecha radical europea, defensora del nacionalismo, el nativismo, el autoritarismo, el populismo, los valores tradicionales y el neoliberalismo. Como han puesto de manifiesto Acha (2019) y Oñate (2021), en tan solo siete años, Vox ha introducido en el discurso político español una agenda temática y unas estrategias comunica-tivas escasamente presentes hasta entonces en el contexto mediático nacional.

Sin embargo, la presencia de Vox en los medios de comunicación no ha sido continua. Según la base de datos Factiva, en 2014 –es decir, al año siguiente de su fundación–, los términos “Vox” o “Abascal” aparecieron solo en 180 ocasiones en los periódicos objeto de análisis en este trabajo, cifra que varía ligeramente hasta el año 2018, cuando aparece en 2.819 textos periodísticos. En este sentido, Olalla, Chueca Montuenga, y Moreno Torres (14/01/2019) señalan que, durante la campa-ña de las elecciones autonómicas andaluzas de diciembre de 2018, en las que Vox logró por primera vez representación en un parlamento autonómico, “recibió más atención en España que partidos con intención de voto similar (Pacma), y además obtuvo un nivel de cobertura excepcional en comparación con los principales partidos políticos”. Refiriéndose a esa misma cobertura mediática, Enguix Oliver y Gallardo Paúls (2020, en prensa) la califican como “desmedida para ser un partido sin presencia en las instituciones”. Esto nos ha llevado a plantearnos si durante la campaña electoral de abril de 2019 se mantuvo esta misma tendencia.

El papel desempeñado por los medios de comunicación en el ascenso del populismo de derecha en Europa ha sido objeto de análisis en los últimos años (Walgrave y De Swert, 2004; Esser, Stepinska y Hopmann, 2016; Ekström y Morton, 2017; Doroshenko, 2018), si bien, a juicio de Esser et al. (2016), aún queda mucho trabajo por hacer. Son diversos los estudios que señalan la influencia que los medios de comunicación han tenido en el crecimiento de estos partidos (Wodak, 2015; Doroshenko, 2018; Murphy y Devine, 2018). Por ejemplo, la mayor cobertura periodística de determinados temas –como la inmigración o el nacionalismo–, el encuadre con el que se abordan y su asociación tradicional con algunos partidos es objeto de análisis del trabajo de Walgrave y De Swert (2004) sobre el ascenso del Vlaams Blok holandés. De acuerdo con Esser et al. (2016), tres son los patrones seguidos por el sistema mediático tradicional en relación a los movimientos populistas: (1) unos países han optado por ofrecer escasa cobertura, mientras esos partidos han tenido escasa represen-tación parlamentaria y el cordón sanitario del resto de los partidos hacia esas formaciones así lo ha permitido; (2) otros han optado por una cobertura claramente negativa, lo que no ha evitado el ascenso de estos grupos políticos; o (3) se ha optado por ofrecer una cobertura crítica sin perder nunca de vista los daños que un discurso populista de este tipo podría conllevar para la salud democrática nacional. En relación al caso español, Enguix Oliver y Gallardo Paúls (2020, en pren-sa), al analizar la cobertura periodística sobre Vox durante las elecciones andaluzas de 2018, identificaron un predominio de los patrones (2) y (3).