doxa.comunicación | 30, pp. 127-143 | 129

enero-junio de 2020

Teresa Logroño Tormo y Ramón Llopis Goig

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

tienen diversos medios de comunicación en tanto que transmisores de información y creadores de notoriedad de las obras teatrales. Entre las variables examinadas se encuentran factores como la presencia de información teatral en los medios de comunicación, la lectura de críticas y reseñas teatrales o la influencia de diversos prescriptores que refuerzan o inhiben la compra de una entrada.

Para llevar a cabo la investigación se elaboró un cuestionario ad hoc con el que se encuestó a 210 espectadores de tres salas teatrales ubicadas en la ciudad de Valencia. Este artículo se ha dividido en cuatro apartados que incluyen, en primer lugar, un planteamiento teórico en el que se da cuenta de las principales tipologías de espectadores teatrales propuestas en el ámbito de la comunicación y la gestión cultural. Posteriormente se incluye un apartado dedicado a las caracterís-ticas técnicas y metodológicas de la investigación en el que se especifican los procedimientos de selección muestral y análisis estadístico. Por último, se exponen los resultados de la investigación y se presentan las conclusiones.

2. Marco teórico

En los últimos años, el sector cultural ha tomado conciencia de la importancia del público. En cierta medida, los espec-tadores han desplazado el protagonismo de la obra de arte y se han convertido en el centro de atención de los gestores culturales. La obra de arte o el producto cultural han pasado a ser comprendidos como un proceso social en el que la creación artística solo cobra tal dimensión a partir del reconocimiento del público (Jiménez, 2000; Ramón y Basso, 2010). Al mismo tiempo, las audiencias culturales se han hecho más heterogéneas y cada vez resulta más complicado descifrar sus hábitos y prácticas de consumo. Las nuevas tecnologías y formas de comunicación también están modificando los hábitos y las prácticas culturales. El nuevo paradigma digital está afectando a las formas de participación cultural dado que los cambios en los modos de comunicación de una sociedad –oral, letrada, audiovisual, digital– afectan de manera significativa el acceso a los bienes simbólicos, así como a la legitimidad de las formas culturales (Ariño, 2010: 11). En este contexto, es de gran importancia averiguar cómo y en qué medida los muy diversos procesos sociales, económicos y culturales que se desarrollan en la actualidad están dando lugar a una transformación del público teatral (Fernández To-rres, 2012). Por ello, profundizar en el comportamiento, las motivaciones y las percepciones, así como en los factores que facilitan o dificultan la asistencia a un espectáculo teatral es esencial para diseñar acciones eficaces dirigidas a promover la asistencia de los espectadores, fidelizar los públicos y desarrollar nuevas demandas (Azpillaga, 2010; Nantel, 2007).

Los expertos y profesionales entrevistados por Sánchez de Horcajo (1999) ya apuntaban a la diversificación existente en los públicos del teatro. El crítico de teatro del diario ABC, Lorenzo López Sancho, señalaba que el teatro tiene numerosos y distintos públicos, algo que no sucedía en la década de 1950 cuando existían compañías de teatro estables y el públi-co acudía a los teatros convencionales sabiendo a qué tipo de teatro asistía. Fernández Torres (1996) también señaló la inexistencia de un único público teatral en España. En su opinión, lo que realmente existe son públicos muy diferencia-dos derivados de la diversificación de la oferta.

Una primera diferenciación del público teatral –un tanto simplista– consistiría en clasificar el público en dos grandes categorías: el público aficionado que asiste al teatro buscando disfrute estético o formativo y el público ocasional que busca en el teatro un medio de esparcimiento. Urrutia (1991), reflexionando sobre la recepción teatral, afirmaba que “es