146 | 30, pp. 145-163 | doxa.comunicación

enero-junio de 2020

Comunicación intersubjetiva: de los enfoques clásicos a la incorporación de lo corporal y emocional...

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

1. Pensar la comunicación: de la experiencia cotidiana a la reflexión académica

La comunicación es un fenómeno social que permea toda existencia humana. Es tan obvia su presencia y su centralidad en la vida cotidiana, que muy pocas veces nos detenemos a pensarla, a analizarla. Lo anterior, porque vemos la comu-nicación como algo natural, como un proceso cuya necesidad y utilidad damos por hechas y echamos a andar de forma automática, prerreflexiva. Pero una cosa es experimentar cotidianamente el hecho comunicativo, y otra muy distinta es pensarlo y reflexionarlo académicamente.

Una revisión de la historia de la investigación en comunicación, cuyo estatuto epistemológico y objeto de estudio si-guen siendo materia de discusión académica, permite apreciar con claridad que sus principales influencias provienen de corrientes fundamentalmente sociológicas, tales como el Funcionalismo y la Teoría Crítica, entre otras. Son muchas las corrientes, las teorías, los paradigmas y las propuestas teóricas que han aportado miradas específicas sobre los fenó-menos comunicativos, especialmente sobre los fenómenos mediáticos: la psicología, la sociología cultural, la economía política, la semiótica, entre otras. Aunque no es propósito de estas páginas discutir el estatuto epistemológico del campo de la comunicación, vale la pena destacar que pocas veces se pone en duda que las ciencias de la comunicación estu-dian los medios. Es más, muchas veces cuando decimos “estudiar o investigar la comunicación”, nuestros interlocutores entienden que investigamos algo relacionado con medios como la prensa, la televisión y, en el actual contexto, las redes sociodigitales.

Por ello, es pertinente plantear las siguientes preguntas: ¿qué sucede con otros procesos de construcción de sentido? Con-cretamente, ¿qué sucede con la comunicación no mediada, con la comunicación interpersonal? Recuperamos la expre-sión “procesos de construcción de sentido” del investigador mexicano Raúl Fuentes Navarro, quien hace años afirmó que

en el centro de nuestro objeto de estudio, la comunicación, no están los «mensajes» o los «contenidos» sino las relaciones, establecidas e investigadas a través de sus múltiples mediaciones, entre la producción de sentido y la identidad de los sujetos sociales en las más diversas prácticas socioculturales (Fuentes, 2008: 113).

El interés de la comunicación como campo de conocimiento debe estar, entonces, en las relaciones y en los procesos, más que en los resultados de dichos procesos. La comunicación adquiere, tanto en la cita de Fuentes Navarro como en este texto, un significado cercano a su origen etimológico1, que la vincula con el poner en común con otros. ¿Cómo ponemos en común ideas, informaciones, sentimientos, emociones? ¿Qué tipo de comunicación permite esta puesta en común? Aquí apostamos por reivindicar que la comunicación no se reduce a los medios; aunque es clara la centralidad de los medios de comunicación como principal objeto de estudio en las ciencias de la comunicación –en detrimento de otros fenómenos y temas– consideramos que la comunicación interpersonal e intersubjetiva debiera interesar más al campo académico.

Coincidimos con Sierra en que la comunicación es un hecho social que puede y debe interesar a cualquier campo de co-nocimiento relacionado con la sociedad y con el comportamiento humano, pues “es atravesada por todos los órdenes de lo humano, y también ella los atraviesa” (Sierra, 2005: 93).

1 La palabra ‘comunicación’ viene de la voz latina communicare, que procede de comoin, que significa poner en común.